Supuestamente útil.

Supuestamente útil

El concepto de utilidad, se asocia siempre a "Elemento práctico, de uso fácil, que nos aporta un beneficio, del cual sacamos provecho".

¡Pero atención! Todo lo que es útil a primera vista, a veces no lo es.

Los años de experiencia que llevo moviéndome entre enseres, me han demostrado que la asociación de conceptos, útil, fácil, y feliz, es totalmente imprecisa.

Vamos a ver con esmero como hay cosas útiles, realmente inútiles, en cambio, hay cosas inútiles, que con un poco de miras, nos aportarán una satisfactoria utilidad.

Hoy te cuento un ejemplo, que veo con frecuencia, pero iremos desgranando más cositas si te gusta la idea.

Vamos por pasos:

En todo proceso de Orden, el primer paso siempre es decidir que cosas necesito y cuáles entorpecen mis funciones vitales. Por ejemplo, circular sin tropiezos por casa, o detectar cosas que nos impiden optimizar procesos cuando cumplimos con una acción. Abrir un cajón y encontrar a la primera el abridor de botellas, tendría que ser la norma.

Por tanto, el primer consejo en Cuestión de Orden es:

Cuando nos disponemos a ordenar, siempre hay que hacer una revisión exhaustiva de lo que nos rodea. Dentro y fuera de armarios, cajones, espacios en general.

Eliminar aquello que incumple con el concepto de utilidad práctica, o emocional, es un tip que sabemos de memoria. Hasta aquí, supongo que todas y todos estamos de acuerdo. ¿Verdad?

La cosa se tuerce cuando esta disposición al orden la llevamos a la práctica. Desacumular (qué así lo llamo yo) es más difícil de lo que parece, ya que la mente nos hace errar en la toma de decisiones.

Si no nos cuestionamos el sentido de nuestras cosas, empezamos a suponer utilidad a lo que no es, y viceversa.

¿Cuántas veces has tirado cosas que luego quisiste usar y ya no estaban? O ¿Qué tiraste ese mueble, que en principio te pareció feo, y después ves que con una capa de pintura o una limpieza profunda, te hubiese quedado perfecto en el recibidor? Y ya no te hablo de piezas de ropa especiales, recuerdos varios, y un largo etcétera de cosas que podían recobrar una nueva vida, en tu casa, en otro lugar, o transformadas en otra cosa.

Por otro lado:

¿Cuántas veces has comprado objetos que te prometen una utilidad maravillosa?, y después son tan difíciles de emplear, delicados de mantener, o abultan a más no poder, acabando abandonando en el fondo de un armario, en el desván olvidado, ocupando espacio, cogiendo polvo, sin ningún uso.

Seguro que muchas más de lo que hubieras querido. Pues a eso me refiero cuando digo cosas útiles, inútiles.

La utilidad es algo relativo. La utilidad de un objeto es cuando en verdad te salva la papeleta y lo utilizas con frecuencia. Dicho de otra manera, inútil será si ocupa espacio y no cumple con su misión práctica, o emocional dentro de tu plan de organización en casa.

Segunda idea

En cada proceso de desacumulación hay que observar y valorar los objetos a corto y largo plazo, respondiendo a la pregunta ¿Aporta valor a mi casa? ¿Es útil hoy? Y ¿Mañana, será útil? ¿Por qué? ¿Qué puede aportarme con más años a mis espaldas?

Las respuestas se centrarán en: -Será esencial para recordar experiencias pasadas. -Puedo transfórmalo (upcyling) ¿En qué?. Si llegas a la conclusión que es útil, pero a ti, no te sirve, piensa en donarlo, venderlo, regalarlo.

Tercera idea, y ejemplo práctico

1. Cosas que parecen útiles, y después no lo son tanto.

Constantemente veo en redes la promesa de orden cuando llenas de cajas, cestas, o contenedores cerrados, un armario, sea de un vestidor, o de una despensa, cocina o baño. No lo creas, no es del todo cierto.

Lo que se pretende con este tipo de organización es tener un espacio diáfano, unificado, sin distorsión de colores ni formas varias a la vista.

Sin duda es satisfactoria su visión, aunque la utilidad quedará a merced de la voluntad de cada uno. Las cestas son útiles en algunos casos, pero mal dispuestas pueden ser objeto de inutilidad.

Las cestas y cajas las recomiendo para guardar cosas de uso esporádico, de poco uso. También, para categorizar prendas o cosas de poco peso, en estantes a media altura, no en todas las baldas. Tampoco es útil apilarlas unas encima de otras.

Nunca, jamás, usar cestas en estantes altos, para contener cajas o botes de alimentos de utilización frecuente. Por ejemplo, en la despensa, para guardar cajas o botes, de cereales, galletas, latas, o aún peor, cosas que pesan, cómo botellines, o botellas, lo digo por qué lo he visto.

Es más útil y rápido coger la caja o el bote de galletas, de un estante alto, si no está encerrada por un cesto. Si el objeto es pesado, es mucho mejor guardarlo en un estante lo más bajo posible.

En resumen

El objetivo principal para mantener el orden es optimizar al máximo, con el mínimo esfuerzo.

Ahorrar pasos, que es lo mismo que reducir tiempo, en cada acción. Cuantos menos pasos, más fácil, más rápido, más posibilidades de éxito.
Pero todo este esfuerzo para conseguir un mínimo de orden será en vano, si nos rodeamos de cosas que en apariencia pueden sernos de ayuda y después no lo son.

En cuestión de Orden, sé que no hay nada más peligroso que generalizar, así que solo me limito a que te cuestiones, antes de ordenar, lo que de verdad es útil para tu caso.

RECUERDA:

La clave no está en lo que compres para ordenar, sino en la toma previa de decisiones, sobre todo en la desacumulación y la valoración correcta de tus cosas, según sea, te rodearás de cosas útiles, o cosas útiles, inútiles.


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