Descubre, el quid de la cuestión.

Estamos a las puertas de Navidad, después del gran puente, volvemos a poner nuestro objetivo en prepararnos para esos días tan especiales. Quizá ya has aprovechado estos días para hacer preparativos, adelantar cositas. Si es así, enhorabuena, porque si sabes de antemano que algo sucederá, sí o sí, es mejor anticiparse.

Hace unos días la revista El mueble, en una de mis colaboraciones, me hizo la pregunta siguiente:

¿Qué cosas que una experta en limpieza y orden nunca haría en casa?

La respuesta la llevo en mi ADN, la cual cosa agradezco, porque creo que me ha sacado de más de un apuro. Por mucha pereza, agobio, o ganas de hacer un “pasapalabra”, nunca, nunca, dejo de hacer, una tarea que sé que a corto, o medio plazo, tendré que hacer.

Así que la respuesta técnica fue: Nunca procrastino en las pequeñas tareas del hogar.

“Es decir, nunca aplazo o dejo de hacer, una tarea indispensable, pero monótona, sustituyéndola por otra distinta, cuya satisfacción sea inmediata para mí”.

 Hay una razón, y es simple.

Si dejamos, de lado, las tareas domésticas imprescindibles, el desorden, la suciedad y la acumulación crecerán sin remedio, influyendo negativamente en nuestro estado de ánimo. En consecuencia, al acumularse, aumentamos la percepción negativa, que ya de por sí, tenemos de dichas tareas.

 Por tanto, para no caer en la procrastinación, debemos identificar los hábitos diarios que son innegociables, para nuestro bienestar. Concienciarnos de su importancia, y actuar con proactividad nos ahorrará energía, tiempo y dinero.

 Creo conveniente mostrar tres ejemplos de tareas donde la procrastinación nos perjudica negativamente, aunque la lista podría ser más extensa.

Primero:

Es un error no dedicar unos minutos cada día a las tareas básicas del hogar. Es importante recoger la sala y la cocina antes de acostarnos. Por la mañana antes de salir, hacer las camas, dejar la ropa recogida, o las encimeras de cocina y baños limpios, son tareas que influirán en nuestro bienestar.

 Segundo:

No hace falta esperar al cambio de armario para desechar prendas viejas, rotas o que ya no nos valen. Cada vez que hacemos la colada, o revisamos un cajón identificamos alguna prenda dentro de estas tres categorías, sencillamente, no la guardamos. Mi consejo, tener a mano un contenedor de donación, y si está muy mal la prenda, nos deshacemos de ella de inmediato.

 Tercero:

Otro ejemplo frecuente de procrastinación lo encontramos en el proceso de lavado. Según un comentario que un día recogí de un cliente, decía: “Tardo un par de horas en lavar la ropa, otra hora en secarla en un día soleado, pero tardo una semana para plancharla, con la circunstancia añadida que vuelvo a plancharla, porque, la ropa, nunca llegó al armario”. Aplazar un quehacer diario, indispensable, nos llevará a un resultado negativo a medio plazo.

 En consecuencia:

Al aplazar las tareas tenemos que recurrir a las maratones de limpieza y orden. De esta manera tan sencilla, asociamos las tareas del hogar al concepto de pesadas, aburridas, y poco gratificantes, pero de lo que no nos percatamos es que la semilla de todo ello fue por la Procrastinación.

Estos días de fiestas no caigas en la procrastinación. Aunque sé que entre fiesta y fiesta, la casa se convierte en un no parar de ordenar, limpiar y guardar.

Mi consejo:

Sé el/la líder de tu casa,(alguien tiene que estar al frente). Los líderes de hoy, comparten, acompañan, enseñan el camino, crean equipo.

Planifica con tiempo las tareas, delega con pelos y señales las responsabilidades, aprende a motivar al equipo (tú familia) con pequeñas acciones, juntos conseguiréis un gran objetivo, disfrutar de una casa donde se respira calma y orden.

Pienso que no hay mejor regalo de Navidad ¿No te parece?

¡A disfrutar!!

G.O

Gracias por leer m blog. ¡Felices Fiestas!

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